El descubrimiento del carácter histórico de la realidad exige un adiestramiento de la razón en el «arte de la perspectiva». La filosofía no es otra cosa que la reflexion sobre dicho ejercicio. Siguiendo su hilo, se analizarán los rasgos que caracterizan lo que cabe considerar una genuina «experiencia histórica», es decir, la variación imaginativa de las posiblidades de innovación que lleva aparejadas una razón no reductora que favorezca el trato con una realidad diversa, compleja y móvil. Se trata de una experiencia de lo nuevo que se agzapa al lado de lo sabidoy predecible. Todo ello, sin embargo, no con la pretensión de un simple aprecio de las diferencias, sino con la de lograr una visión sinóptica que haga posible una universalidad específicamente histórica.